13 de noviembre de 2009

Los siguientes días transcurrieron bien. Valentina no volvió a ver a Jackie, ni la volvieron a mencionar los miembros de la banda, pero William estaba muy distante de Valentina.
Ambos trataban de no hablarse, y se esquivaban, y si por alguna razón Valentina le hablaba, él le contestaba secamente.
Ella trataba de hacer caso omiso a estas cosas, pero había veces en las que parecía tornarse casi imposible.
Faltaba un día para que partieran a España, a dar los conciertos de allá.
Valentina estaba cocinando, en la casa de Noah, cuando el entró repentinamente.
- Qué hacés? - preguntó mientras la tomaba por la cintura.
- Cocino. - respondió ella.
- Sabés cocinar? - se sorprendió Noah.
- Sí, sé. Y cocino muy bien, por cierto. - acotó ella orgullosa.
- Jajajaja, la comida de mamá es la mejor.
- Que comentario tan de nene mimado, eh? Jajajaja.
Ambos rieron.
- No, acá el nene mimado de mamá es William. Siempre fue así con su madre. Te lo digo porque lo conozco - dijo Noah.
- Hablando de William, está re seco conmigo. - cambió de tema una Valentina preocupada.
- Bueno, dejalo, debe ser por lo de Jackie. Ya se le va a pasar.
Valentina no dijo más nada, pero siguió pensando. En William y en Jackie, y en que quizás se le había ido un poco la mano con los comentarios y las miradas despreciativas hacia Jackie. Pensó que era lo mejor no volver a verla. No le tendría que pedir disculpas ni avergonzarse por ser tan grosera y maleducada. Aunque a Valentina le habían molestado los comentarios de Jackie, también sabía que ella había desencadenado, en cierta forma, esos comentarios.
Al otro día, Valentina y Noah tenían los bolsos preparados. Los de la banda quedaron en ir cada uno por separado al aeropuerto y encontrarse allá.
El primero en llegar fue Binzy, naturalmente. El era muy puntual, al igual que Arthur, que llegó segundo. Valentina y Noah llegaron media hora después de lo pactado. Eran las tres y media de la tarde, y a las cuatro tendrían que estar tomando el avión. William no llegaba. No atendía el teléfono en su casa, y no podían localizarlo por ningún lado.
Cuatro y media de la tarde cayó en el aeropuerto, y para desgracia de Valentina, no estaba solo, sino acompañado. Y acompañado por alguien que Valentina esperaba no ver más.
- Jackie nos va a acompañar en este concierto. - anunció, y la cara de Valentina pareció tornarse del color de la sorpresa, la furia, la rabia, y las ganas de pegarle a William (y a Jackie). Todo junto. - Imagino que no habrá ningún problema, no? - agregó y automáticamente su mirada se dirigió hacia Valentina, que se quedó callada, tratando de digerir esa mala noticia.
- Por mi no. - dijeron a coro Binzy y Arthur.
- Eh, no, por mi tampoco. - acotó asombrado Noah.
- Uy, que suerte! No pensé que nos haría falta una mucama, pero no viene mal, eh? Empezá llevándome esto, linda. - dijo irónicamente Valentina, y le dio un bolso de mano a Jackie, que la miró con bronca y desprecio. - Ah, qué? No venís de mucama? - agregó Valentina al notar la mirada odiosa de Jackie. - Ah, bueno, a los chicos no les va a venir mal una prostituta en la banda.
A Valentina realmente se le había ido la mano con ese comentario. Antes de que Jackie pudiera decir algo y mandarla a dónde prefiero no decir, saltó William, y con suma tranquilidad y una sonrisa en el rostro, le contestó:
- No, de eso tampoco. Para eso estás vos.

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