25 de noviembre de 2009

Valentina caminaba por las oscuras calles de Alemania. Era de noche y en el cielo había muchas nubes. Algunas estrellas se escapaban de esos nubarrones, y Valentina les dedicaba una mirada.
Iba sumergida en sus pensamientos, y en sus recuerdos. Las calles parecían teñirse de una dulce melancolía, al igual que su mirada.
Valentina comenzaba a recordar aquellos momentos, aquellas cosas vividas antes y después de Draft.
Recordaba cuanto extrañaba a Giselle, cuanto extrañaba a su mamá, a quién hacía dos o tres semanas que no llamaba. Cuanto extrañaba Argentina, su país. Aquel país que tantas veces había despreciado, pero que consideraba su hogar más allá de todas las cosas. Recordaba su amada Buenos Aires. La Coca-Cola compartida con Mateo y Lucía luego de aquel primer recital de Draft que había vivido.
Recordaba la noche en la que conoció a Noah. Recordaba lo que habían hablado esa noche. Recordaba esa noche. Recordaba cuando conoció al resto de la banda. Recordaba muchas cosas lindas vividas, hasta que sus recuerdos tropezaron con aquella mañana furtiva en la que se acostó con William, las peleas con Jackie que le habían costado el llevarse mal con toda o casi toda la banda. Binzy aún era simpático con ella.
Y se preguntaba qué hacía ella ahí. Por qué aún seguía con la banda? Para qué? Por qué seguía estando junto a ellos, junto a Noah, que "no era su novio ni nada de eso" (también recordó esas palabras por parte de Noah).
Cansada de dar vueltas siempre por las mismas calles, por miedo a perderse, decidió volver al hotel.
Entró como un adolescente viniendo tarde de bailar luego de haberse escapado: despacio, con los zapatos en la mano, y cerrando la puerta lo más sigiliosamente posible. Pero igual, aún así, Noah se despertó. O más bien, se levantó. Ya estaba despierto.
- Estabas despierto? Pensé que dormías cuando me fui. - le dijo Valentina algo nerviosa.
- Así es. Pero me desperté y vi que no estabas. Como vi que tu ropa estaba acá, y recordé que a veces tenes imsomnio... creí que estarías en el vestíbulo o caminando. - le contestó Noah prendiendo un cigarrillo.
- Sí. Estaba caminando. Me podrían haber secuestrado, robado, o hecho algo peor mientras caminaba. Pero vos no te hagas tanto problema, eh? No hacía falta que te preocuparas tanto, y no sé, digo, salieras a la puerta del hortel, aunque sea. - exclamó Valentina sarcásticamente y con reproche.
- Yo no te mandé a salir a caminar a esta hora. Son las dos de la mañana. Además, te combiene dormir. Hoy a la tarde viajamos. - le recomendó Noah mientras fumaba.
- No tengo sueño.
- Bueno, aunque sea acostate. Ya te va a venir el sueño.
- No quiero dormir.
- Eso es otra cosa.
- Extraño a mi familia.
Noah no supo que contestar, y simplemente, no contestó nada. Se quedó en silencio.
Valentina se desvistió rápidamente y se acostó, de espalda a Noah, y tapándose hasta la cabeza. Él se dio cuenta de que ella estaba triste y tenía ganas de llorar.
- Yo también extraño a mi familia, a veces... - fue lo único que pudo decir, bajando la cabeza, aún con el cigarrillo en la mano.
- Yo últimamente los extraño todos los días. Cuando estás triste y mal, y no tenés a esas personas que tanto necesitás, sentís que todo se vuelve más insoportable. Y que esas personas están más lejos de lo que en verdad están.
Noah comenzó a sentir culpa. El había tratado un poco mal a Valentina en esos últimos días. La había ignorado mucho, casi ni le había hablado. Valentina sintió como algunas lágrimas le bajaban por el rostro.
- Antes de que llegaras vos, extrañaba aún más a mi familia. Mucho más. - dijo con una especie de nostalgia él.
- Por qué antes de que llegara yo? - preguntó ella mirándolo, mientras él apagaba el cigarrillo. Y agregó algo fastidiada - No creo que con su ritmo de vida tengan tiempo para ponerse a pensar en todas las cosas que dejaron atrás y que extrañan.
- A veces, llega un punto en el que todo esto te aburre. Las drogas ya no te hacen el mismo efecto que antes, el dinero te parece algo cotidiano, y ya no tiene el mismo sabor. Los excesos ya no los vivís como antes, y ahí caés. Ahí te das cuenta de lo vacía que es tu vida. Ahí es cuando estás aburrido, cansado, harto, y sentís ese vacío dentro tuyo, ese vacío que sentís que no podés llenar.
- Y todo eso... qué tiene que ver conmigo?
Noah miró fija y sinceramente a Valentina.
- Y cuando llegaste vos, sentí después de mucho tiempo, que ese vacío se llenaba de a poco, y extrañé un poco menos todas las cosas que dejé atrás. Porque vos llenaste ese espacio vacío en mi vida, porque trajiste en vos, todo eso que yo extrañaba. Porque vos sos lo más parecido a una familia que yo tengo ahora, acá, en este momento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario