2 de septiembre de 2009

El Desierto lleno de vida y la E.Q.S del País de la Locura.

- Buenas tardes.
- Buenas tardes, en que la puedo ayudar?
- Le presento a mi sombra, se llama AL.
- Porqué le puso ese nombre?
- La A me trae recuerdos, y la L me gusta mucho.
- Ya veo, y su sombra, cuantos años tiene?
- No tiene edad en particular, es recurrente.
La secretaria de la E.Q.S del País de la Locura se la quedó mirando. Esa sombra era muy buena, tenía tantas cualidades. Aún sin conocer a la sombra, en su oscura, amarga pero BUSCADA presencia se podía adivinar que era una sombra muy difícil de llevar, pero que esa señorita la llevaba por motus propio.
- Sabe escribir?
- Sí, muy bien... Hasta escribe mejor que yo!
- A ver, quiero ver como escribe.
La señorita le mostró un papel a la Secretaria de la E.Q.S del País de la Locura en el que estaban escrita algunas palabras de AL.
- Escribe muy bien... pero me gustaría ver como escribe usted, señorita.
- Yo? Para qué yo? Esto es sobre SOMBRAS! No sobre mi!
- Bueno, usted dijo que su sombra escribe mejor, quiero ver como escribe usted.
Y entonces la señorita se volvió a negar.
- No, no y no!...
- ¿Por qué no?
- Porque lo que yo escribo es basura!
- ¿Si?
- Sí!
- Bueno, quiero corroborarlo por mi misma.
La señorita se negó una y otra y otra y otra vez, mientras la sombra escuchaba música proveniente del Desierto mas lleno de vida que había. La sombra amaba esa música del Desierto lleno de vida.
- NO LE VOY A MOSTRAR COMO ESCRIBO YO! PARA QUÉ? SI LA SOMBRA LO HACE MEJOR!
- Pero usted no es la sombra... o sí?
- No, mi sombra es mejor, por eso es mi sombra! Ella aparece y pareciera que yo soy la mas pequeña del mundo, mas pequeña incluso que una hormiga!
- Y que hace usted para evitar que aparezca?
- Eso no se puede...
- Porqué?
- Porque... bueno, porque... porque no se puede! las sombras simplemente aparecen! uno no las puede evitar!
- Pero a veces uno hace que aparezcan.
La señorita se quedó mirando. Primero miró a la Secretaria de la E.Q.S del País de la Locura, y luego miró a su sombra, que escribía y escribía, mientras el Desierto lleno de vida sonaba de fondo.
Maldita sombra que yo misma quiero tener achicándome, se dijo a sí misma la señorita.

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