22 de septiembre de 2009

Quiero embriagarme con vos, y en vos...

Para cuando el champagne se había terminado, las botellas vacías, quedaron en un rincón...
Yo estaba sentada arriba del piano y tenía la mirada perdida, aunque no estaba ebria.
El se acercó aún mas, despacito, sin decirme nada, y mi cuello fue su objetivo, su blanco. Los besos eran cada vez mas furtivos, mas pasionales, mas profundos, y mas tiernos...
Paró, me miró, fijo y a los ojos. Ese aspecto de bad boy se había ido, había desaparecido por completo, y solo dejaba ver su lado mas tierno, mas dócil, mas inocente. Ese lado que SIEMPRE llevó, y lleva, aunque muchas veces parezca todo lo contrario.
Y en ese momento, los dos supimos que era hora de amarnos. De escapar juntos, y brillar juntos... Ninguno de los dos estaba lo suficientemente ebrio y fuera de sí, como para no darse cuenta de todo lo que estaba pasando. Del límite al que estábamos llevando la situación...
Me tomó de la cintura, con las dos manos, y en mi oído, empezó a entonar los primeros versos de Oh my love...
Me tiró para atrás, me acostó en el piano, se subió arriba mio, y poco a poco, mientras ambos íbamos dejando nuestra ropa caer, nos empezamos a amar, despacio, y dulcemente. ME empezó a amar, despacio y dulcemente, mientras seguía cantándome, aquella canción, de ese querido inglés pacifista...

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