13 de octubre de 2009

Al oir estas palabras provenientes de alguien que amaba y admiraba hacía ya tres años, solo atinó a dejar la guitarra arriba de la cama y a quedarse muda durante unos segundos, mirándolo a los ojos, con una cara de "I CAN'T BELIEVE IT!" tremenda.
Sus ojos estaban muy abierto, su boca solo un poco abierta, el corazón le latía fuerte, muy fuerte y rápido y sus manos le temblaban. No sabía qué hacer, no sabía qué contestar, pero al menos lo intentó.
- Eh, eh.. yo.. yo nada, nada más, venía, quería, quería ver, verte, ya ya me voy, no no hace falta que que llames a se-seguridad, ya me voy, ya ya me estaba yendo, dis-disculpá... - tartamudeó y al final logró decir Valentina.
- No, pará, te gustan los Beatles? - le preguntó Noah Grown.
- Sí, sí, me, me gustan - siguió tartamudeando ella, y agregó - mucho.
- Entonces te podés quedar - le contestó él.
Al oir ese "TE PODÉS QUEDAR" ella se quedó aún mas sorprendida, aunque por dentro, desbordaba de felicidad.
- Qué querés tomar? - le preguntó él.
- Nada, nada... así estoy bien - dijo ella, esta vez sin tartamudear aunque tardando un poco en hilar las palabras.
- Dale, algo debés querer. Champagne, cerveza, algún trago en especial? Decime que querés y yo lo pido - le insistió él.
- Cerveza está bien - le dijo ella con una sonrisa en su rostro.
- Guinness? Corona? - preguntó Noah.
- Guinness - le dijo ella.
- Bien ahí, ahora te traigo, esperame - le dijo él.
- Salió de esa habitación y se fue a otra, a los cinco minutos volvió con seis latitas y un par de choperas.
- Qué música te gusta? Además de Draft, por lo que veo jajajaja - le dijo el señalando su remera mientras servía la cerveza.
- Emm, bastante, The Beatles, The Stone Roses, Neil Young, The Police, The Smiths...
- Pará pará, te gusta The Smiths? - le dijo él con una sonrisa y sus ojos llenos de cierta felicidad.
- Sí, mucho - le contestó ella.
- Fui fan de esa banda, son una gran influencia mia, admiro mucho a John Marr. Pongo The Smiths entonces.
Fue hasta el equipo de música que había ahí, y puso un cd de la banda de Steve Morrisey. Luego, fue hasta la cama y se sentó al lado de ella, y comenzaron a hablar. Valentina ya no tartamudeaba, aunque el corazón le seguía latiendo a mil por hora, tenía una sonrisa llena de felicidad en su rostro y en sus ojos brillaba constantemente una luz. Estaban un poco vidriosos, como si se estuviera aguantando las ganas de llorar. Llorar de emoción, de estar frente a quién amaba con todo su corazón, frente a esa persona que, sin saberlo, le había brindado momentos de felicidad con su música.
Pasaron y pasaron las horas, sin que ellos se dieran cuenta, casi. Hablaron de todo aquella noche, de música, de bandas, de gustos, y se dieron cuenta de que tenían muchas (muchísimas) cosas en común. Hablaron de la vida, de sus vidas.
Y a medida que el tiempo pasaba, también bajaban las latitas. Ambos parecían no darse cuenta de todo eso, estaban tan concentrados el uno en el otro, no dejaban de mirarse a los ojos, y de sonreir. Sobre todo Valentina.
Ya había perdido esas ganas de llorar, y el corazón le latía un poco mas tranquilo. El la hacía sentir tan cómoda.
- Cuando te vi, además de pensar que sos muy linda, también creí que seguramente te largarías a llorar desconsoladamente, y a pedirme un autógrafo, y a decirme que me amás, como una fanática cualquiera - le dijo él mirándola a los ojos - Pero en estas horas que pasaron, me di cuenta de que no. Tenés algo distinto. Tenés algo, directamente.
- Algo? - preguntó ella, aún sonriendo.
- Si, no sé, sos interesante, sos atrapante... seductora, y lo hacés con tanta inocencia, porque ni te das cuenta de las cosquillas en la panza que me estás causando. - le dijo el, acercándose un poco a ella.
- Jajajaj, eso quizás sea por la cerveza que estamos tomando - le contestó Valentina bajando la cabeza y riéndose mientras.
- O tal vez sea la forma en que te reís. La forma en la que hablás, la forma en la que sonreís. O esa mirada tan linda que tenés. - exclamó Noah, mientras le levantaba la cara y le corría el pelo.
En ese momento, él se acercó lo más que pudo, y la tomó de la cintura, como sabiendo y estando muy seguro de lo que hacía.

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