7 de noviembre de 2009

Terminaron tirados en el piso, fumando mientras hablaban de varias cosas.
Valentina vio la hora. Ya casi estaría por volver Noah, y seguramente, la mucama también.
- William, ya viene Noah. - le avisó Valentina a William.
- Y qué? - pareció no importarle a William.
- Y... que te tenés que ir, en serio, si te ve acá, encima así, conmigo, se va a enojar, y ni vos ni yo queremos eso.
- Hablá por vos.
Valentina lo miró seriamente, y William suspiró.
- Ok, me voy. Me das un beso de despedida? - le dijo sonriendo tiernamente.
Valentina se acercó y lo besó un rato. Luego, ambos se levantaron, se vistieron, y se despidieron con un beso mas corto.
Al cabo de media hora, llegó Noah, y se encontró con un paquete de cigarrillos en la entrada, mientras saludaba a Valentina.
- Y esto? Qué hace acá? - dijo confundido, mirando el paquete que estaba por la mitad.
- Uy... se me deben haber caído! - fingió sorpresa Valentina, y tomó los cigarrillos.
- Qué hiciste acá sola durante estas horas? La mucama salió, no? - le preguntó Noah.
- Sí, sí. Em, nada, miré un poco de tele, jajaja, vos? Qué tal te fue?
- Jajaja, bien, me fue bien, tuve que probar algunos instrumentos, y ver que tal sonaban con el nuevo equipo de sonido del estadio, pero bien. Igual, la prueba de sonido de la banda es dentro de unas semanas.
Ambos hablaron de ese próximo concierto, y luego almorzaron juntos cuando vino la mucama.
Las otras dos mucamas estaban de franco, y casi todas las responsabilidades de la casa recaían en esa mujer.
- Después quiero mostrarte algo - le dijo Noah sonriendo mientras comían.
- Qué? - preguntó Valentina.
- Esperá, cuando sea mas tarde.
Terminaron de comer, y salieron a dar una vuelta.
Londres era una de las ciudades mas lindas del mundo. Tenía ese 'toque' esa 'chispa', y algunas calles, hacían que Valentina recordara su amada Buenos Aires.
- Vamos al Tower Bridge! - propuso Valentina.
- Nooo! - contestó Noah con énfasis.
- Por qué no?
- Porque el Tower Bridge es más lindo de noche que de tarde. Es mejor que lo conozcas de noche, tiene más... no sé, es mas lindo.
Valentina aceptó resignada. Londres era una ciudad hermosa, así fuera de noche o de día.
Ambos iban caminando uno al lado del otro, hablando y riendo. En esos momentos, Valentina se olvidaba del mundo que coexistía con ella alrededor, y solo existían ella y Noah.
Él la miró a los ojos, sonrió y la tomó de la mano, con ternura.
Valentina pensó que parecían novios caminando así, y sonrió. Pero su sonrisa se borró automáticamente al recordar que no lo eran.
De repente se les acerca un tipo con una cámara, y empieza a fotografiarlos.
- Parece que su relación va en aumento, eh, señor Grown? - le dijo riendo el paparazzi.
- Lárguese antes de que le rompa la cámara y lo haga usarla como sombrero. - contestó Noah sonriendo, y el fotógrafo se fue.
Valentina se rio, y Noah suspiró.
- Son una plaga, yo te lo dije. - rio él.
Ambos dieron un par de vueltas más, y se fueron de nuevo a la casa de Noah.
Al llegar, Valentina recordó aquello que él le había dicho en el almuerzo.
- Qué era lo que me ibas a mostrar? - le preguntó sonriendo ansiosamente.
- Ah, sí. Sentate, y esperame ahí. - le contestó él, también sonriendo.
Ella se sentó y esperó a que el viniera. Él llegó, guitarra en mano, se sentó adelante de ella, y comenzó a cantarle.
Era una canción nueva, que Valentina jamás había escuchado, pero era tan linda. Era una canción en inglés, naturalmente, pero ella entendía bastante.
La noche iba cayendo de a poco, y la luz tenue del ocaso se metía a través de las ventanas en la casa. Ellos estaban en la sala de estar, y desde el gran ventanal, se veía como iba oscureciendo de a poco la ciudad.
A Valentina le encantaban los ocasos, pero mantenía la vista en Noah, y una sonrisa llena de amor.
Cuando él terminó de cantar, Valentina le preguntó:
- Y esa canción?
- Te gustó? - preguntó también él.
- Me encantó. Todas las canciones que vos me cantás me gustan, Noah. Pero esta es especial, es diferente, es hermosa. Y además, nunca la había escuchado.
- Es especial, hermosa, y diferente como vos. Y por eso es para vos. - sonrió él, y su mirada se llenó de ternura, e hizo que los ojos de Valentina, casi no pudieran contener las lágrimas.
- Gracias, es... es muy linda. - dijo ella con la voz cortada, y casi sin poder hilar las palabras en una frase.
Él dejó la guitarra a un lado, y la siguió mirando con ternura.
- Estás hecha de estrellas. - le dijo aún sonriendo.
Eso era suficiente como para que las lágrimas de Valentina escaparan de sus ojos, para cubrir sus mejillas. Y para que ella lo abrazara fuerte y de repente. Pero también, era suficiente como para que Valentina, sintiera culpa. Culpa por lo que había hecho con William esa mañana.

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